Comida congelada: el imperio que gana cada vez más adeptos

Tal y como lo hemos mencionado en oportunidades anteriores, la mayoría de los expertos coincide en que la razón de existir de una idea de negocio es resolver un problema específico o, por lo menos facilitar el día a día de las personas.

La industria del pollo puede ser un ejemplo ideal para explicar lo anterior, pues en sus orígenes quien lo vendía desplumado obtenía un pago extra ya que era un trabajo menos. A partir de allí ya había quien además lo vendía picado, otros sazonado, luego empaquetado y hasta listo para comer.

Es de esta manera entonces como se cumple el principio de que una industria se hace más poderosa a medida que facilita cada vez más y vuelve más cómoda la manera en que un mercado accede a un producto o servicio y uno de los que ha venido ganando gran terreno a nivel mundial ha sido, sin duda, el negocio de la comida congelada.

Hablar del negocio de la comida congelada obliga a comenzar por uno de sus mercados más poderosos: el de las papas fritas. Y es que McCain, uno de los pioneros en este campo, cuenta ya con  47 fábricas en los cinco continentes dando empleo a unas 20.000 personas. Opera con agricultores de todo el mundo y utiliza más de 6,5 millones de papas al año.

No obstante, las papas fritas son sólo el principio de todo, pues la variedad abunda. Desde  nuggets, pasando por las hamburguesas de carne, pescado, los vegetales y las milanesas de soja,  pizzas y hasta empanadas congeladas en Argentina,  demuestran que este mercado tiene un público en ascenso.

Una de los productos más sencillos para trabajar bajo esta modalidad son las frutas y verduras, pues según el medio argentino ND Consultores, “no pierden sus propiedades en el marco del proceso de congelamiento, sino que mantienen su color, nutrientes y sabor, siempre y cuando los procesos que se lleven a cabo sean los correctos. Siempre es mejor que el congelamiento de los vegetales se produzca inmediatamente después de la cosecha, sin sufrir ciclos de transporte o variaciones en la temperatura”, explican.

Asimismo, el nicho de la comida congelada no se reserva exclusivamente a los alimentos procesados, pues uno de los casos más emblemáticos al respecto es el de Rachel y Andy Berliner, una pareja californiana que en 1987 emprendió en un negocio de comida congelada orgánica vegetariana y pese a todo pronóstico pesimista, hoy generan $ 500 millones de ingresos en los EE.UU, el Reino Unido y Francia, mientras que ya se están expandiendo hacia Asia y Australia, cuya historia fue divulgada hace poco por el medio especializado INC.  

En lo que respecta al negocio de “hacerlo más fácil” para el consumidor, existe un caso de éxito criollo y es el de Vegetales Kelly`s, quienes pese a no trabajar con comida congelada propiamente, son una empresa que, iniciada por dos ingenieros venezolanos en el año 1984, se dedica a la comercialización de vegetales los cuales llegan a las manos del consumidor ya picados y empaquetados.

Y si vender al consumidor la comida lista, sólo para calentar no es suficiente para su comodidad, todavía hay un nivel más allá y es el del delivery de la comida congelada, donde además de obtenerla prácticamente lista, llega directamente a sus manos sin que éste tenga que desplazarse, tal como lo sugiere el portal argentino Ideas de Negocios.

Finalmente, todo parece indicar que aquellas ideas de negocio que solucionan problemas y ofrecen comodidad, logran amplio calado y sustentabilidad a lo largo de los años en el público. ¿Qué más se puede hacer para ponerlo aún más fácil?