Cómo perder una pierna apalancó a este fabricante venezolano

En una de las más famosas obras del célebre autor Wayne Dyer, Tus Zonas Mágicas, éste habla de algo llamado la “Iluminación a través del sufrimiento”, donde explica cómo, a raíz de una experiencia traumática o dolorosa, una persona puede apalancarse para encontrar la plenitud.

El accidente

Esto parece haber sido lo que le sucedió al venezolano Frank Ávila, quien a los 15 años de edad vivió un oscuro episodio que literalmente dio un vuelco a su vida y fue perder su pierna izquierda en un accidente de tránsito.  

En una entrevista con la conductora María Isoliett Iglesias, de El Universal, contó como un mecánico que probaba los frenos recién hechos de un carro lo arrolló, y Frank, quien para ese momento trabajaba como rescatista de Protección Civil, intuyó lo que le pasaría a su pierna al ver cómo había quedado.

“Los paramédicos que me atendieron en ese momento eran amigos míos y me decían: tranquilo que no va a pasar nada, solamente quizás un yeso, pero yo me vi la herida y sabía que eso no estaba nada fácil”, recuerda.

En “shock”

No bastando lo anterior, no logró recibir atención inmediata, pues al primer hospital que llegó le faltaban todos los insumos, por lo que tuvieron que recorrer toda la ciudad, hasta lograr que lo atendieran.

“Ingresé al hospital a la una de la tarde y cuando me despierto de la anestesia, a eso de las doce de la noche, me encuentro con que ya tengo la amputación establecida, fue algo traumático completamente (…) La reacción fue de desespero, descontrol y tuvieron que aplicarme sedación”, comenta Frank.

Una vez recuperado su estado de conciencia, Frank conoció a un compañero de cuarto en el hospital Miguel Pérez Carreño, quien le hizo empezar a recobrar el ánimo.

Recuperando el ánimo

“En el hospital me conseguí con una persona que estaba amputada de sus dos extremidades, no tenía nada de lo que pudiera llamarse miembro residual y fue una gran motivación porque él estaba con los ánimos por arriba”, dice.

Posteriormente, junto con su padre visitó muchas casas comerciales para buscar la prótesis, donde empezaron a investigar sobre lo que era un dispositivo ortopédico y se encuentra con que el encargado también es amputado de varias extremidades, “yo venía con el ánimo alto pero allí fue todavía superior”, afirmó.

Fue así cómo paulatinamente, gracias a esos ejemplos y el apoyo de su familia, amigos y su voluntad de acero logró graduarse de bachiller, aprender a caminar con prótesis, estudiar una carrera, casarse, tener un hijo y ahora vivir de esta labor.

Actualmente, cerca de 50 millones de personas resultan mundialmente afectadas por accidentes de tránsito y el 50% genera una discapacidad, que, según la Organización Mundial de la Salud, esto le cuesta a los países el 3% del Producto Interno Bruto.

Su visión del “No puedo”

No obstante, Ávila decidió no ser una carga ni para sí mismo, ni para nadie, por lo que estudió para formarse como terapista ocupacional, fisioterapeuta y fabricante de órtesis y prótesis para dirigir sus servicios a quienes como él sufrieron este tipo de afecciones.  

“Yo creo que absolutamente puedo hacerlo todo, el ‘no puedo’ es una limitante de muchos, yo siempre busco de hacer nuevos retos, el ‘no puedo’ está fuera de mi diccionario personal y me inspira a intentar muchísimas cosas”, explica.

Frank sostiene que esta condición ha sido “lo más hermoso” que le ha pasado en la vida. Asegura que “desde el momento en que tuve la amputación empecé a ver la vida de otra manera, he aprendido a valorarla desde diferentes ángulos, me ha hecho mejor persona y ser humano con una mentalidad totalmente distinta”.

Finalmente dejó indicó que el obstáculo más grande que puede tener una persona es limitar su mente a no poder hacer las cosas, “creo que pueden abrirse a poder hacerlas con diferentes condiciones”, puntualizó.