Crisis parece fomentar el trabajo desde casa

Basándose en lo revelado por un estudio llevado a cabo por Nicholas Bloom, profesor de economía de la Universidad de Stanford, los beneficios de esta tendencia podrían aplicar al país

Desde 2011 en Venezuela, según lo establecido en la Ley Orgánica del Trabajo, un empleador no puede desvincularse de los servicios de un empleado si este no ha incurrido en alguna de las causas previstas por la ley. Cualquier despido que no sea justificado con una causa legal grave es considerado nulo.

Esto ha hecho que la posición en la que se encuentran los gerentes al momento de gestionar su equipo sea compleja, ya que el mismo no solo tiene estar preparado ante cualquier eventualidad generada por un empleado desincorporado, sino que a su vez debe estar mucho más preparado que alguien con sus responsabilidades en el resto del mundo.

A esto se suma el hecho de que en los últimos años, según cifras no oficiales, cerca de 1.5 millones de venezolanos, entre los cuales destaca una alta cantidad de profesionales en distintas áreas de trabajo, se han ido del país causando un déficit en la fuerza laboral disponible. Esto se traduce en la necesidad de ofrecer mayores beneficios, a la vez que se aumenta la productividad de los empleados para tener una nómina lo más compacta posible.

Nace entonces la pregunta, ¿Es un buen momento para iniciar este mercado en Venezuela? Basándose en lo revelado por un estudio llevado a cabo por Nicholas Bloom, profesor de economía de la Universidad de Stanford, y publicado durante una charla TED, todo parece indicar que sí.

Durante la charla, Bloom habló sobre la realización de un estudio que incluía a dos empresas radicadas en Singapur, en el cual una de las empresas tendría a su personal trabajando desde casa en una jornada semanal de 4 días, mientras que la otra los hacia trabajar de forma presencial por 5 días.

En el experimento, que tuvo una duración de 2 años, la empresa cuyos trabajadores cumplían sus labores desde casa tuvo un incremento masivo en la productividad. Este fue tal que, en 4 días, esta empresa lograba el mismo trabajo, e incluso más, que la otra empresa con un día más de trabajo encima.

No solo eso, sino que los empleados que cumplían su jornada desde casa, se mantuvieron por mucho más tiempo trabajando con la empresa, lo que reducía los problemas de falta de personal, ayudando a que la productividad de la empresa no sufriera ningún cambio durante el periodo de tiempo estudiado.

Por último, estos empleados también eran mucho más felices, saludables y responsables con sus actividades, haciendo las entregas a tiempo en la mayoría de los casos, y disminuyendo la solicitud de días de reposo e incrementando la satisfacción de los mismos ante sus labores del día a día.

Las empresas que se ven beneficiadas por esto excluyen a aquellas posiciones laborales en las que se necesita la presencia física de forma obligatoria para llevar a cabo una tarea. Un ejemplo de esto es el área industrial, donde se necesita de maquinaria especializada que solo puede encontrarse en plantas especificas adjuntas a la empresa.

En cuanto a la mayoría del resto de los puestos laborales que existen según lo indicado por el sitio especializado en negocios Entrepreneur, ya sea encargado del desarrollo de software, monitoreo de información, planificación estratégica empresarial, redacción, edición de imagen y video, producción de contenidos, manejo de sitios web, actividades de mercadeo, entre muchas otras.

Estos beneficios se expanden cada vez más gracias a la popularidad de los modelos de negocio On Demand, la denominada Gig Economy, y el estilo de trabajo Freelance, que según estadísticas de la firma de investigación Gallup, ya abarca a casi el 43% de los empleados de EE.UU.

Mientras tanto en Venezuela, a pesar de poca claridad en materia legal en cuanto a esas nuevas formas de trabajo (por ejemplo, la ilegalidad de la tercerización), parece ser una forma de trabajo que también estaría ganando popularidad, y que según lo explicado anteriormente, podría ser necesario desarrollar de cara a la situación empresarial que atraviesa el país.