"Marcas blancas" serían la solución para mercados desatendidos en Venezuela

En los últimos años, Venezuela ha atravesado la peor crisis económica de su historia moderna, caracterizada principalmente por una fuerte escasez, y un veloz incremento en los precios. Esto se presenta tanto en productos de consumo masivo, como en otros que no son una necesidad principal de la población.

Esta se está dando por la falta de competidores en el mercado, pero no de pequeños productores o empresarios independientes, sino de las grandes marcas, que poco a poco han salido del país por las condiciones desfavorables. Eso ha causado que cada vez haya más mercados desatendidos en necesidad de proveedores.

Qué son las marcas blancas

Es aquí donde entra un concepto poco explorado en nuestro país, pero que podría ayudar a brindar una solución al problema que vivimos. Se trata de las marcas blancas, productos desarrollados por empresarios independientes, que son adquiridas por los distribuidores principales para venderlos bajo su propia imagen. Ejemplos nacionales incluían la marca Aro (de Makro) y Excelsior Gama.

Estas son las que comúnmente se conocen como marcas de supermercado, y que siempre han sido vistas como una alternativa más económica para los productos tradicionales de las grandes marcas. En épocas de crisis, son estas las que se convierten en las principales opciones de consumo para la población.

Marcas blancas en Venezuela

Sin embargo, en nuestro país poco parece que ha buscado desarrollarse esta estrategia, ya que los distribuidores se siguen manteniendo con pequeños cargamentos de las grandes marcas, mientras que los emprendedores buscan sus propios canales de distribución (que no suelen ser suficientes para asegurar una correcta expansión de la empresa) para vender sus productos.

Es por eso que trabajar en el mercado de las marcas blancas puede ser ideal para combatir la situación actual, ya que no solo se estaría brindando una alternativa para atender las necesidades de las personas, sino que se estaría lidiando directamente con el problema de las marcas piratas que no tienen permisos de salubridad para el consumo humano, poniendo en peligro a la población.

Se trata de un mercado que brinda interesantes oportunidades de negocios para ambas partes involucradas, ya que no solo ayudaría a incrementar el inventario de mercados, abastos y similares, sino que también estaría incrementando de forma exponencial el alcance y la exposición de productores independientes.

Y lo más atractivo de estas marcas es que, de realizar un trabajo de posicionamiento adecuado durante el periodo de crisis, las mismas se mantienen aumentando la rentabilidad aun cuando se sale de la crisis, lo que significa que es un mercado con un gran potencial de escalabilidad.

Caso de Latinoamérica

Lo interesante de este tipo de productos es que no hay que irse demasiado lejos para ver el éxito de las marcas blancas, ya que incluso en Colombia se ha visto un crecimiento en el uso de este tipo de productos. Aunque en Argentina y México también se presencie, el caso del país vecino es el más destacado.

Según un estudio realizado por la empresa de investigación de mercado, Nielsen, 8 de cada 10 hogares de las principales ciudades colombianas, afirmaron que en cada viaje al supermercado tenían al menos un producto de marca propia, teniendo como razón de compra la relación precio calidad.

Aunque la situación de nuestro país parezca limitar la creación de relaciones entre productores y distribuidores, se trata de una idea que no debe desestimarse ya que ha sido útil para satisfacer las necesidades desatendidas en muchos países con crisis económicas similares.