Lo que podría aprender Venezuela del crecimiento de Perú

En los últimos años, Perú ha sido un país subestimado por el resto de las naciones latinoamericanas. Eso se debe a una serie de escándalos políticos y situaciones adversas a su economía que han hecho que la imagen del país vecino se vea dañada, sin embargo, la realidad interna es muy distinta.

Esto puede confirmarse ya que Pedro Pablo Kuczynski, presidente de Perú, anunció esta semana que lograrían "de lejos" el mayor crecimiento de América Latina. Y es algo en lo que no está mintiendo, ya que el país andino muestra una de las mejores economías de la región, por encima de Argentina, Brasil y Uruguay.

Por su parte, Venezuela sí ha mostrado una fuerte debacle, muy similar a los conflictos internos que se presentan en el país. Entonces resulta interesante preguntarse qué fue lo que hizo Perú para lograr que los problemas políticos y sociales no afectaran directamente a la economía, y qué puede aprender Venezuela de esto.

Cambios en políticas económicas

El primer paso de Perú hacia el desarrollo económico se dio en la década de los 90, cuando el gobierno de turno decidió abrir la economía nacional, mediante acuerdos de libre comercio, al resto de la región y el mundo. Esto creó un dinamismo inusitado que favoreció la exportación de minerales, y atrajo la inversión extranjera.

Uno de los países que más se interesó en los nuevos acuerdos económicos fue China, que comenzó a comprar grandes cantidades de mercancía peruana, y fue participe en que el país tuviera suficientes fondos para reducir la deuda pública, y la inflación, a la vez que incrementaban los ahorros de la nación.

Según expertos de la BBC, las exportaciones del país pasaron de ser cercanas a los $3 millardos en 1990, a casi $36 millardos en el 2010. Todo esto se logró simplemente con una apertura al libre comercio, y un racionamiento en el gasto social. Esta última parte obviamente causó malestar, pero es indudable que la misma ayudó a agilizar el crecimiento.

Manifestaciones populares

Por suerte para el país, la comunidad no se quedó de manos cruzadas y salió en reiteradas ocasiones a exigir el respeto de sus derechos. Gracias a estas protestas que surgieron a inicios de la década del 2000, el gobierno se vio obligado a invertir en el desarrollo social del país, principalmente en zonas de bajos ingresos.

"Hubo programas como el de extensión para asentamientos informales (…) También hubo hogares que se beneficiaron del ambiente macroeconómico positivo, que se traduce en que tenían acceso a empleos, así fuera en el sector informal, y tenían más dinero, que podían usar para mejorar sus condiciones y las de sus hijos", afirmó la experta en pobreza Paula Lucci, en la nota de la BBC, del Instituto de Desarrollo de Ultramar.

De este modo, los gobiernos siempre se encargaron de lograr un desarrollo inclusivo en la nación beneficiando principalmente al 40% más pobre del país, y convirtiéndose en uno de los países con menores índices de pobreza en la región, reduciéndola en casi un 50% en la última década, y haciendo que solo en 2016 cayera por 0.3%.

No se trata de un país perfecto, ni económica ni políticamente, sin embargo, siempre han sabido separar dos aspectos tan importantes como la política y el manejo económico nacional. Gracias al esfuerzo de todas las partes involucradas, Perú se muestra como uno de los mejores países de la región de cara a los próximos años.