Otro negocio a partir de la crisis: los celulares restaurados

Desde hace algún tiempo hemos venido reseñando cómo ante la crisis económica venezolana hay brotado negocios que han nacido a partir de la inflación o producto de ella.

De acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor medido por la Asamblea Nacional, el pasado mes de agosto, la inflación alcanzó una cifra sin precedentes en la historia venezolana, la cual se ubicó en 33,7%.

En este escenario, se hace cada vez más inaccesible para el venezolano promedio adquirir un equipo telefónico o smartphone cuyos precios llegan incluso a los 13.900.000 bolívares.  

No obstante, el consumo de datos en el país es muy amplio. Según el estudio Cisco Visual Networking “el consumo de datos en los móviles a nivel mundial crece exponencialmente por el uso creciente del video. En la actualidad se consumen unos 3.000 Terabytes o 3 Petabytes cada segundo”.

Ante un mercado que demanda equipos telefónicos y una inflación inclemente, surge una nueva oportunidad de negocio. Los celulares restaurados.

Así lo demostraron dos franceses que fundaron en México una Startup dedicada a darle una “segunda vida” a los equipos y una opción más económica para el consumidor, llamada Rescata. 

El proceso se basa en la adquisición de teléfonos que no sirvan, separando las piezas en buen estado para después sustituir las de otros dispositivos. “Por ejemplo, una pantalla tiene piezas que pueden funcionar en otros tres celulares. Así, minimizamos al máximo los desechos con un impacto positivo al medio ambiente”, dijo el CEO de la empresa, Augustin Sayer al medio especializado Entrepreneur. 

Eduardo Eckholt, dueño de la tienda Celular Premium del centro comercial Paseo Las Mercedes de Caracas, dijo a El País, que el control de las importaciones de teléfonos le hace muy difícil conseguir los últimos modelos, por lo que  ahora se dedica primordialmente a reparar aparatos y vender repuestos. “Estoy en este negocio desde hace 18 años y veo que la gente prefiere reparar su teléfono antes que comprar uno nuevo”, contó Exkholt, de 53 años.