Los lentes de un dólar que revolucionaron África + fotos
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OneDollarGlasses es el nombre de la iniciativa que ha logrado, a través de un ingenioso método, no sólo mejorar la visión a más de 4000 habitantes de Malaui, sino crear puestos de trabajo ideando gafas de un dólar
Los niños y adultos de Malaui con problemas de visión ahora pueden ver mejor el mundo que les rodea. ¿La razón? Un nuevo proyecto que ha logrado producir cristales de bajo costo. Adicionalmente a lo anterior, han logrado crear puestos de trabajo en el país africano, publicó DW.
La iniciativa lleva por nombre OneDollarGlasses (las gafas de un dólar) liderada por el físico alemán Martin Aufmuth, quien logró hacer más accesible la fabricación y acceso a los lentes correctivos en lugares de escasos recursos. Inclusive, el proyecto fue galardonado por la Fundación Siemens, quienes se encargan de premiar a las soluciones sencillas que mejoran la calidad de vida.
Tal como lo indica su nombre, OneDollarGlasses (las gafas de un dólar) fabrica anteojos de ese precio, lo que equivale a 3.000 kwachas malauíes, unos 94 céntimos de euro. Los marcos están hechos de alambre de acero, los cuales se amoldan con una máquina de doblado. Los cristales son fabricados con policarbonato, material más resistente que el vidrio o la resina que comúnmente se usa para las gafas. Los costos del material están por debajo de un dólar y montar un par sólo tarda 20 minutos.
Chilungamo Chisuse es uno de los malauíes entrenados localmente, quien ha sido reclutado por OneDollarGlasses para trabajar en el proyecto y así sustentarse. El estado financiero de Chisuse cambió rotundamente desde que se unió a la iniciativa. Antes, no podía gozar de un alojamiento decente o tres comidas al día, mucho menos estaba en condiciones de ofrecer apoyo a algún pariente. "Puedo ver que con estas gafas voy a estar en algún lugar alto", dijo el malauí.
"Me dieron las gafas que llevo ahora. Puedo ver más claro ahora que antes” comentó Gracia Zulu, uno de los clientes de Chisuse. El único problema que tengo con las gafas son los marcos, siento que son demasiado delgadas. Esa es la única cosa que deben mejorar”, agregó.
Todo el material que se requiere cabe en una caja de 30 x 30 x30 cm ideada para llegar hasta los lugares más remotos. Cada caja contiene 25 tipos diferentes de lentes prefabricadas que varían entre las -6 y las +6 dioptrías.
Un problema, una oportunidad
Se calcula que aproximadamente un millón de habitantes de Malaui necesitan un par de lentes, pero no pueden adquirirlas. La visión defectuosa es un problema social. Los niños en edad escolar con mala visión tienen, en su mayoría un mal rendimiento, dado que no pueden leer lo que el profesor está escribiendo en la pizarra.
El Doctor David Njaidi, Director de Educación Básica del Ministerio de Educación de Malaui, indicó que “Por lo general, ha sido costoso conseguir lentes: Se obtienen gafas, tal vez por 1.200.000 o 1.500.000 kwachas, pero ahora estas gafas sólo están costando 3.000 kwachas, además, el tiempo necesario para organizar todo es muy corto por lo que esta es una gran novedad para nosotros", expresó.
Desde finales del año 2015 este proyecto ha llegado a más de 4000 clientes en el país africano. No obstante, no es el único país en el que tiene presencia pues ya se encuentran en Burkina Faso, Benin y México.
El objetivo es ayudar a las personas que, o bien no pueden permitirse el lujo de comprar gafas, o no tienen acceso a un local óptico. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, en el año 2014 se encontró que hay unos 150 millones de personas en el mundo que necesitan anteojos, pero todavía no son propietarios de un par.
¿De dónde surge la idea?
Según cuenta en su sitio web, a Aufmuth le tomó varios años desarrollar una idea que le surgió mientras leía a Paul Polak. "Polak escribía sobre un invento que no existía, unas gafas accesibles para la gente que vive con un dólar al día. Pensé sobre cómo era posible que esas gafas no existiesen aún", agrega el físico alemán, que tiempo después vio en su ciudad un anuncio de anteojos por sólo un euro. “¿Cómo es posible que se puedan comprar gafas a un euro en Alemania y no en los países pobres?", internalizó.
Posteriormente, comenzó a llevar a cabo una investigación de posibles materiales y formas de ensamblaje, hasta que, al cabo de tres años estaría probando en áfrica sus primeros prototipos.