La lección de liderazgo que dejó la entrega de medallas del mundial

Este 15 de julio se llevó a cabo el cierre del mundial de futbol llevado a cabo en Rusia, un partido que dejó como campeona a la selección francesa, y que cumplió con las expectativas de la mayoría de los aficionados de este deporte. A pesar de que lo que pasaba era el centro de interés, la realidad es que fuera de la misma también hubo tema de conversación.

Eso se debe a que durante la entrega de medallas, los presidentes Vladimir Putin (Rusia-anfitrión), Emmanuel Macron (Francia-ganador), y Kolinda Grabar-Kitarovic (Croacia-finalista), fueron empapados por una fuerte lluvia, en donde la presidenta fue la única que quedó completamente a merced del fenómeno natural.

El resto del palco, al estar protegido por paraguas y agentes de seguridad, quedó secó pero mal visto ante la opinión pública, ya que ninguno de los asistentes habría ofrecido ningún tipo de protección a la política croata.

La lección de liderazgo: importancia de la empatía

Antes de mencionar la lección, es importante destacar que en este tipo de eventos deportivos, son dirigentes de las organizaciones pertinentes (no los políticos) quienes se encargan llevar a cabo la entrega de medallas. En esta ocasión, todo parece indicar que cada presidente tenía su propia agenda al momento de mostrarse ante el público.

Del mismo modo que parecía una estrategia de Grabar-Kitarovic la abrazar a todos los jugadores del equipo nacional de su país para mostrarse como alguien cercano, también podría asumirse que la postura estoica de Putin, que siempre lo ha caracterizado, era parte de su estrategia para mostrarse como una figura regia.

Sin embargo, durante esta entrega de medallas hubo un ingrediente inesperado que pudo comprometer la figura de Putin, para hacer que dejara de lucir como un líder inmutable, y se convirtiera en un presidente poco hospitalario. Se trata de la lluvia, un elemento que cambió por completo la forma en la que se llevaba a cabo el evento.

Si bien es cierto que no pueden medirse los niveles de empatía (cualidad inamovible de un verdadero líder) del presidente ruso, la realidad es que al no mostrarse como alguien preocupado en lograr que se protegiera a su homóloga del embate de la lluvia, quedó como un personaje poco empático ante la opinión pública. Por el contrario, la presidenta de Croacia quedó como una suerte de heroína.

Puede que parezcan temas poco relevantes debido a la naturaleza del evento, sin embargo, este es un tema de gran importancia política debido a que ambos no solo son líderes de dos importantes naciones europeas, sino que ambos promueven políticas antagónicas, y están envueltos en varias polémicas gubernamentales respectivamente.

Lo que pasa al no medir las consecuencias

Aunque no exista ningún tipo de evidencia o declaración en la que se hable sobre el tema, la realidad es que (al ver que cada persona en el palco estaba debidamente cubierta) parece ser que fue la presidenta croata quien decidió no aceptar el paraguas, cosa que no acaparó demasiado la atención de Putin.

Sin embargo, esto pudo ser un error, debido a que el político no habría medido de qué manera esta situación se saldría de las manos de cara a la opinión pública. Aunque el tema quedó como cosa del pasado (debido a que Putin se encuentra en la palestra por su reunión histórica con Trump), la realidad es que su aparente falta de empatía lo posicionó como una de las figuras más polémicas del mundial.

De este modo podemos ver que, cualquiera sea el momento, siempre es posible ver las dotes de líder que posee cada persona en un momento determinado, y dónde deben darse los cambios para poder incentivar la creación de un liderazgo integral, que no solo tome en cuenta lo previamente establecido, sino que también pueda adaptarse a la crisis, y dejar de lado percepciones comunes.