El negocio del 14,3% de las mujeres en América Latina

Ofrecer servicios de trabajo doméstico organizado es una oportunidad de negocio abierta y con la que también se contribuiría al desarrollo de este oficio en el que se desempeña el 14,3 por ciento de las mujeres de América latina, es decir, 1 de cada 7 mujeres ocupadas en la región.

Hay un potencial de trabajo gigante y con tasas de informalidad también muy grandes: en los hogares de América Latina hay 18 millones de empleados domésticos, el 7% de la fuerza de trabajo de la región, de los cuales casi 80% está en condiciones de informalidad laboral, destacó una información publicada en el portal web de la Organización Internacional del Trabajo.

La clave en esto se halla en el sentido de que si se forman organizaciones que cobijen y agrupen a trabajadores domésticos, éstas podrían ser atractivas tanto para los clientes que verían en éstas una formalidad que casi no existe y sería positivo para los mismos trabajadores por los beneficios de ley que ganarían por su labor al ser esta estandarizada bajo las condiciones de una empresa que, además, le permitiría garantizar su llegada a más clientes.

“El trabajo doméstico es una de las ocupaciones con mayores tasas de empleo informal en América Latina y el Caribe, 8 de cada 10 personas en trabajo doméstico están en condiciones de informalidad. Esto representa 10 por ciento del empleo informal en la región”, dijo el Director Regional de la OIT, José Manuel Salazar.

Salazar añadió que “esta es una situación de discriminación compleja, con arraigos históricos en nuestras sociedades en regímenes de servidumbre y con actitudes que contribuyen a hacer invisible el trabajo de las mujeres, muchas de ellas indígenas, afrodescendientes y migrantes”.

Esta situación de informalidad afecta principalmente a las mujeres, que representan 93 por ciento de las personas en trabajo doméstico en la región, es decir, alrededor de 16,5 millones de mujeres.

Al nivel mundial, América Latina tiene 37 por ciento de todas las trabajadoras y trabajadores domésticos del mundo, lo cual la coloca en segundo lugar después de Asia. Sólo 28 por ciento de las personas que se dedican al trabajo doméstico contribuyen a la seguridad social, comparado con 47 por ciento del total de personas ocupadas.