¿Qué pasa cuando se fracasa en el emprendimiento?

Cuando se es emprendedor, no hay culpables ni desgracias, sino lecciones que aprender, por ello los emprendedores deben aprender a resurgir de las cenizas, descubra como aquí

Hace un tiempo discutía con una amiga acerca de la necesidad de desarrollar el espíritu emprendedor, y ella me decía que en su país no era posible emprender, porque la crisis estaba “dura”.

También me comentó cómo uno de sus amigos perdió su empresa al quedar vulnerable en medio de una decisión política y lo infeliz que fue después de ese entonces. “En este país nada es posible”, era su sentencia final.

Esto me llevó a reflexionar acerca del malentendido que existe entre estar en un emprendimiento y ser emprendedor. También me hizo ver cuán importante es desarrollar resiliencia financiera.

Para mí, la resiliencia financiera es la capacidad de comenzar otra vez desde cero, sin dinero en el bolsillo pero con la mente cargada de experiencia. Es confiar que el dinero es el resultado de lo que hacemos, y que la falta de dinero no implica la falta de capacidades o de conocimiento. Hay personas que pierden negocios y se encierran en sí mismos, aislándose incluso de sus propias fortalezas emprendedoras.

Estar en un emprendimiento es salir de la rutina laboral para aventurarse a crear algo propio, es el primer paso que toda persona que desea emprender debe dar. Es una situación incómoda porque genera una enorme incertidumbre, ya que desconoce si ese “negocito” se va a dar.

Cuando se está emprendiendo, el emprendedor en formación requiere tener un orden total y absoluto de sus cuentas y de su familia, debe prever gastos futuros y tener reservas que le permitan mantenerse en caso de que el éxito del emprendimiento tarde en llegar o sencillamente no llegue. Es el colchón que, en el peor de los casos, le aliviaría la caída.

Ahora, ser emprendedor es diferente… es confiar más en sí mismo, que en el entorno. Los emprendedores ya formados son tomadores de riesgos, y están dispuestos a perder en el proceso. Tienen la capacidad de ser resilientes: caerse, levantarse, volver a caer y convertirse en verdaderos resortes financieros.

Cuando se es emprendedor, no hay culpables ni desgracias, sino lecciones que aprender. Los emprendedores ya formados conocen claramente sus gastos, saben cómo reducirlos, saben adaptarse al entorno cuales camaleones, y tienen la habilidad de “surfear” con éxito en las más grandes crisis ó las economías más inciertas.

Si tomas decisiones emocionales, si le echas la culpa al entorno cuando algo sale mal y si te juegas la estabilidad financiera de tu familia por un sueño, entonces todavía no eres un emprendedor, sino que estás emprendiendo… y ahora es cuando te falta caerte!

Perderlo todo lo que construyes y levantarte para hacerlo mejor: Eso es Ser Emprendedor, eso es Resiliencia Financiera… y no hay carrera universitaria ni escuela de negocios que lo enseñe.

Y tú, ¿Cuán dispuesto estás a manejar los momentos de caída en tu emprendimiento, y cómo te estás preparando para que la caída se convierta en un impulso para volverte a levantar?