Cómo la crisis impulsó el mercado de la reparación en Venezuela

La marcada crisis económica por la que atraviesa actualmente el país ha generado una serie de inconsistencias que afectan no sólo la actividad comercial, sino también el estilo de vida de nuestros habitantes.

Según cifras de la firma Econométrica, “en noviembre la inflación mensual volvió a romper récord al ubicarse en 63,8%, mientras que la interanual, noviembre 2016-noviembre 2017, fue de 1.835%. Si todo sigue como hasta ahora, el año cerrará con una inflación superior a 2.000%, en el escenario pesimista puede ser 2.300%”, indicó Henkel García, director de la empresa, durante el foro Venezuela, trampolín o precipicio.

No obstante, este oscuro precipicio ha generado algunos escenarios “trampolín”. Y es que, como lo reseñamos en trabajos anteriores, existen una serie de mercados que han evolucionado en Venezuela con la crisis (o producto de ella).

Y, uno más que se suma a la lista es el de la reparación. En un país donde el galope de los precios va a toda velocidad, la adquisición de nuevos productos se hace cada vez más dificultosa, lo cual, sumado a la escasez de muchos rubros y la falta de divisas para importarlos ha producido que lo que antes se botaba,  ahora se manda a reparar.

La creatividad también ha dado su toque. Tal es el caso de Miguel López, un habitante de la zona de La Candelaria en Caracas, quien ha visto en la reparación de bombillos ahorradores un negocio.

El reparador comenta que este servicio lo ofrece a través de internet. Fue su conocimiento en electrónica lo que le permitió llevar a cabo esta actividad. Una vez culminado el proceso, la vida útil de los bombillos va de dos a cuatro meses.

Otro de los casos de éxito en este contexto ha sido el negocio del emprendedor venezolano Reinaldo Martínez con Dr Herramienta, quien ha logrado surfear esta ola inflacionaria a través del servicio de reparación de herramientas eléctricas.

Al indagar los precios, tanto en tiendas físicas como en plataformas de comercio electrónico, se puede apreciar cómo los precios de taladros, esmeriles o termómetros, superan fácilmente los 2 millones de bolívares, exterminando las posibilidades de compra de gran parte de la población. Sin embargo, la necesidad de mercado no deja de existir.

El empresario describe cómo ha venido cambiando este nicho, y es que según afirma, hasta hace unos años era muy común escuchar aquello de que: “ese repuesto es chino, si no sirve, bótalo”, por lo que se aventura a trabajar con marcas como Run, investigando y validando que no por ser chinas necesariamente son herramientas de baja calidad.

Todas estas estrategias aplicadas se han traducido en que cuando el ahora propietario del negocio lo adquirió, se reparaban de 50 a 90 piezas mensuales en el mejor de los casos. Reveló que hoy en día no bajan de 200 reparaciones por mes. También añadió que entre los equipos más reparados están los esmeriles en un 60% de la demanda total.