De la carne al postre: El valenciano que populariza con éxito el dulce de milhojas
Samir Elvacén, un comerciante que dejó atrás sus carnicerías para conquistar el mundo de los postres. En entrevista con El Emprendedor, cuenta su estrategia y cómo logró vender más de 5.000 milhojas diarias, acumulando miles de seguidores en redes sociales.
Samir Elvacén comenzó su carrera como comerciante desde los 14 años, construyendo una reputación sólida en el sector de la carne. Durante más de 12 años, lideró tres carnicerías en el estado Carabobo, que fueron una fuente estable de ingresos para su familia. Sin embargo, la pandemia trajo consigo retos insuperables. “Teníamos tres carnicerías [...] pero después de la pandemia, tuvimos que cerrar una, tratar de vender la otra, y ya la tercera carnicería la cerramos iniciando este año”, recuerda Samir.
Frente a este cambio abrupto, buscó nuevas oportunidades y encontró inspiración en Caracas, donde un emprendimiento de milhojas captó su atención. Motivado por su madre, quien siempre le inculcó la importancia de compartir y de buscar soluciones, decidió adaptar la idea al mercado de Valencia. Así nació Milhojas Valencia, que en tan solo diez días pasó de ser una idea a un negocio en marcha. “Del 13 de enero, que cerré la carnicería, al 23 de enero 2024, que empezamos a vender milhojas aquí en Milhojas Valencia”, explica.
Entra al mundo de la repostería con sus propia milhojas
Inicialmente, Milhojas Valencia se centró en la venta de milhojas elaboradas por terceros, pero Samir pronto notó que el producto no cumplía sus estándares. “Ya veía que a la milhoja que comprábamos fuera, la gente le tenía muy poca receptividad”, comenta. Esto lo llevó a un desafío mayor: crear su propio dulce desde cero.
El proceso no fue sencillo; su perfeccionismo lo llevó a descartar lotes enteros que no cumplían sus expectativas. “Hay momentos que el producto no me gusta y hemos tenido que descartar una producción completa porque no me convence”, admite.
Tras meses de ajustes y aprendizaje, Samir logró desarrollar una milhoja de alta calidad que conquistó a los consumidores. La aceptación fue inmediata, marcando un antes y un después en la trayectoria de Milhojas Valencia. La calidad y frescura del producto rápidamente lo posicionaron como un favorito en el mercado local, permitiéndole ganar la confianza de sus clientes y expandir su alcance.
Ahora Samir, ayuda a emprendedores a iniciarse en el negocio para arrancar rápido un negocio de fácil comercialización y buena rentabilidad como una de sus estrategias para lograr un alto nivel de ventas diarias.
Las redes sociales como motor del éxito
Más allá del producto, lo que realmente llevó a Milhojas Valencia al siguiente nivel fue la estrategia de Samir en redes sociales. Compartía no solo imágenes y videos de los dulces, sino también historias detrás de su proceso, conectando emocionalmente con su audiencia. “Las historias venden mucho [...] simplemente se hizo porque era algo muy sentimental y eso ha llamado mucho la atención de los clientes”, explica.
Actualmente, Milhojas Valencia cuenta con más de 45.000 seguidores en Instagram y 50.000 en TikTok, plataformas que han sido clave para atraer clientes y consolidar su popularidad. Gracias a este enfoque, Samir ha alcanzado la impresionante cifra de 5.000 milhojas vendidas diariamente, un logro que refleja tanto la calidad del producto como la conexión genuina con sus consumidores.
Los planes de expansión
Con el éxito de Milhojas Valencia, Samir ya planea la apertura de tiendas físicas en ciudades como Maracay, Caracas y Barquisimeto para 2025. Pero más allá del crecimiento empresarial, su visión sigue siendo la de ofrecer un producto accesible y de calidad, con un enfoque en tratar a sus clientes como familia. “Nosotros tratamos a nuestros clientes como familia [...] queremos que el dulce sea económico, pero también bueno”, asegura.
La historia de Samir Elvacén y Milhojas Valencia es un testimonio de resiliencia, innovación y amor por el trabajo bien hecho. Desde sus días como carnicero hasta convertirse en un referente de la repostería en Venezuela, su capacidad para reinventarse y conectar con las personas demuestra que, incluso en los momentos más difíciles, siempre hay espacio para crear algo extraordinario. “El país necesita gente que apueste a que todo se puede, no que solo quiera llenar sus bolsillos. Si hay que trabajar diez veces más, vamos a trabajar diez veces más”, concluyó.
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