La "economía naranja" también puede capitalizarse en Venezuela

En los últimos años ha comenzado a aparecer un fenómeno económico al que poco caso se le había hecho caso en Latinoamérica. Es uno de los mercados de mayor popularidad en el mundo, y que poco a poco se abre un espacio en nuestra región. Se trata de la economía naranja.

El concepto se ha posicionado en todo el continente gracias a un libro lanzado por el Banco Interamericano de Desarrollo titulado “La Economía Naranja: una oportunidad infinita”, que a su vez se basa en el concepto de economía creativa, creado por John Howkins, dónde se destaca la importancia y el valor de las industrias culturales y creativas en el desarrollo macroeconómico regional.

La economía naranja es precisamente eso, la obtención de beneficios económicos a través de esfuerzos en el área cultural y de propiedad intelectual, convirtiéndolos en bienes y servicios, y ayudando a repotenciar estas industrias que tantos beneficios generan alrededor del mundo.

Se trata de una serie de labores que llevan consigo gran parte del PIB de los países. Esto lo demuestran asegurando que en 2011, estas industrias generaban más de 144 millones de empleos en todo el mundo, y solo en nuestra región era de cerca de 10 millones de trabajos fijos.

Del mismo modo se sabe que eventos como el El Cirque du Soleil emplean a más de 5 mil personas y generan cerca de 800 millones de dólares anuales, mientras que plataformas como Netflix generan más de 3 millardos anuales, similar a lo que hace la plataforma de streaming musical Spotify.

Se trata de algo sumamente importante para Latinoamérica, ya que recientemente se anunció que este tipo de economía genera el 10% del PIB de Argentina, que es de 549 millardos de dólares. Es decir que la industria cultural ya es parte fundamental de la economía de dicho país.

Esto plantea la pregunta, ¿podría lograse esto en Venezuela?

A pesar de que la crisis de Venezuela ha obligado a que el área cultural del país sea más visto como un gasto poco productivo (cosa que se demuestra en la falta de financiamiento a proyectos artísticos en el país), no significa que no haya métodos para incentivarlo y hacerlo crecer.

En Argentina aseguran que esto se está dando gracias al constante desarrollo de la tecnología, que proporciona cientos de plataformas distintas para comercializar el arte, tanto a nivel nacional como internacional. Aunque algunas de las industrias que son populares allá no sean las mismas de Venezuela, hay algunos mercados en los que puede experimentarse.

El teatro

El teatro siempre ha sido visto como una de las formas de arte más antiguas en el mundo. Se trata de un medio sumamente tradicional de recrear historias, y muchos han buscado que se mantenga así. Sin embargo, con la tecnología, esta forma de arte ha comenzado a comercializarse de forma digital a través del streaming. Un ejemplo que puede imitarse es el de Digital Theater.

En el caso de Venezuela, muchos de los dramaturgos más importantes de Latinoamérica han visto el desarrollo de sus carreras en nuestro país, y es por eso que el teatro, a pesar de la situación actual, todavía se mantiene como una de las formas de arte por excelencia, e incluso muchos aun presentan formas para mantenerse en el negocio.

La música

Como se reseñó previamente, "la época de oro de los músicos venezolanos se ha visto golpeada por la situación económica. Los mismos ya no consiguen la misma cantidad de presentaciones, patrocinadores o financiamiento para labrarse una carrera en este mercado. Sin embargo, eso no significa que un músico no pueda ganar dinero haciendo lo que le gusta".

Esto se reseñó en el contexto de la necesidad de generar divisas, y los múltiples métodos que pueden utilizar los artistas venezolanos para continuar desarrollando sus productos en el mundo. En este caso es gracias a la Gig Economy, con el que han nacido plataformas (como Shutterstock/PremiumBeat) en las que los músicos pueden vender sus producciones, y generar ingresos de hasta 35 mil dólares anuales.

Video y fotografía

Con el surgimiento de las marcas personales y el uso de redes sociales, vemos como en el país surgen cada vez más fotógrafos y productores de historias. Se trata de un negocio que ha comenzado a crecer, y que les está generando grandes ganancias a sus principales actores.