La reputación y el peligro de comprar “seguidores” en internet
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Una investigación de The New York Times publicó una lista de nombres famosos que recurrieron a esta práctica, entre los que figuran políticos y empresarios
Hoy en día se ha masificado el uso de las redes sociales y son millones de marcas, empresas, instituciones e influenciadores que compiten día a día por aumentar su “legión” de seguidores, ¿pero hasta qué punto están dispuestos a llegar?
En días recientes salió a la luz una investigación de The New York Times que dejó boquiabierta a toda la comunidad de internet y a la población en general y es que, si bien el uso de bots o seguidores falsos no es algo nuevo, la misma destapó una lista de personas y empresas que han pagado por estos servicios, entre ellos presidentes.
Se trata de una clandestina empresa estadounidense llamada Devumi, la cual ha amasado millones de dólares en el llamado mercado negro de las redes sociales.
Según asegura el diario estadounidense, Devumi vende seguidores de Twitter y retuits a celebridades, empresas y cualquier individuo que quiera ser más popular o ejercer cierta influencia en la web.
Precisan que esta compañía usa un conjunto de al menos 3,5 millones de cuentas automatizadas (robot) proporcionando a sus clientes más de 200 millones de seguidores en Twitter.
Lo más grave del asunto es que la empresa ha recurrido al robo de identidades, como el de la adolescente Jessica Rychly, a la cual se le creó un clon de su cuenta, compartiendo y haciendo retuits de empresas de contenido pornográfico.
Según el análisis, al menos 55.000 cuentas de Devumi utilizan nombres, fotos de perfil, lugares de origen y más detalles personales de cuentas reales de Twitter, y peor aún, incluyendo menores de edad.
Lo anterior enciende las alarmas hacia quienes hayan pensado en algún momento contratar este tipo de servicios, pues la investigación arrojó nombres de celebridades, atletas, comentaristas y políticos los cuales tienen millones de seguidores falsos, lo cual representa, sin lugar a dudas, un incómodo momento para la reputación de éstos.
“El actor John Leguizamo tiene seguidores de Devumi. También los tienen Michael Dell, el multimillonario de la informática, y Ray Lewis, el comentarista de fútbol americano y antiguo jugador de los Ravens de Baltimore”, destaca.
Asimismo, la compañía va más allá de los que quieren fama de internet, sino que también han tocado requerimientos de políticos y gobiernos del mundo.
“Un editor de Xinhua, la agencia noticiosa china, le pagó a la compañía estadounidense para conseguir cientos de miles de seguidores y retuits en Twitter, una plataforma que está prohibida por el gobierno chino pero que es vista como un foro para la propaganda al exterior. El año pasado, un asesor del presidente ecuatoriano Lenín Moreno adquirió decenas de miles de seguidores y de retuits para las cuentas de la campaña electoral de Moreno”, puntualiza.
¿Y el marco legal?
Pese a que estas cuentas falsas pueden fomentar a las audiencias publicitarias, replantear los debates políticos, afectar negocios y arruinar reputaciones, aún hay debilidades legales para afrontarlas.
“Si bien Twitter y otras plataformas prohíben comprar seguidores, Devumi y docenas de otros sitios los venden abiertamente”, prosigue la investigación. El fundador de Devumi, por su parte, ha negado rotundamente todas las acusaciones.
¿Cómo identificar las cuentas falsas?
Si bien se desea contratar a un influencer para publicitar un producto u otra razón, es conveniente tener en cuenta lo siguiente para saber si se trata de un bot:
- Utilizan las mismas imágenes de perfil y de fondo que las cuentas reales, alterando un poco los colores y la compresión para evitar una detección automatizada.
- Hacen cambios en el nombre de usuario imperceptibles a primera vista. “La primera letra del nombre de la cuenta de Rychly fue cambiada de una i minúscula a una ele minúscula, algo difícil de notar a simple vista”.
- Las proporciones son inusuales. “Rychly sigue a unas 200 cuentas, como el usuario promedio de Twitter, mientras los bots de Devumi usualmente siguen (following) a miles de cuentas y tienen pocos seguidores (followers) propios”.
- El patrón y forma de los retuits. “Cada cuenta de bot, incluida la falsa de Rychly, retuitea contenido en varios idiomas y sobre una cantidad vertiginosa de temas”.
En conclusión, es posible que con tantas personas demandando fama en internet podrían aumentarse las estrategias y promover con mayor fuerza los servicios de marketing digital.
No obstante, existen diferentes efectivas estrategias que hemos ya reseñado, donde si bien, los resultados no son milagrosos, ni de la noche a la mañana, seguramente son auténticos y de mayor sostenibilidad en el tiempo, lo que evitaría que se venga abajo la reputación de una empresa o marca personal. ¿Usted qué opina?
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