Por qué está Brasil perdiendo su poder como exportador de naranja

Aunque al consumir un producto muchos no se percaten de dónde viene, muchos países han creado sus propios imperios de producción y exportación por los que darse a conocer. En el caso de Brasil, son las naranjas. Sin embargo, con los cambios en las tendencias de consumo, el país está perdiendo su poderío.

Actualmente Brasil continúa siendo el líder indiscutible en producción y exportación de naranjas en todo el mundo, teniendo como competidor más cercano a Estados Unidos y China. Ambos países producen un 20% menos que Brasil en cuanto a la producción total del planeta.

Lamentablemente para el país sudamericano, esta diferencia está por acortarse de manera drástica. En tan solo 3 años, la producción y exportación de naranjas brasileñas, ubicada en más de 400 millones de cajas, cayó en más de 242 millones de cajas, lo que representan una disminución gigantesca en las ganancias de este mercado.

No solo eso, sino que la cantidad de productores también habría visto una fuerte caída, pasando de 20 mil productores de naranja, a menos de 6 mil. Cabe preguntarse entonces qué fue lo que pasó para que un país que producía cerca de la mitad del jugo de naranja que se consume en el mundo sufriera una caída tan estrepitosa.

Todo parece indicar que se debe a dos situaciones que ocurren de manera simultánea. La primera es un error en la gestión del mercado exportador, y la segunda es un cambio en las tendencias de consumo que se presentan al rededor del mundo.

Inicialmente, el problema en la gestión es que el país exporta más del 90% de la producción de naranja, ya sea en jugo o sus demás formas. Se trata de una cifra con poco sentido, ya que la mayoría de los sectores del país solo exportan el 20% de su producción, mientras que el resto es dedicado a satisfacer el mercado local. Esto hace que la producción nacional sea completamente dependiente de las variables externas.

De esta manera, ligándose con esta mala gestión en la exportación de naranjas al resto el mundo, también se ha detectado una caída en el consumo de naranjas en los principales países europeos a los que Brasil le exporta. Esto se debe a que estudios recientes han revelado que el jugo de naranja sería prácticamente igual a beber una gaseosa.

Con esto en mente, y un mayor interés por parte de los compradores de mantenerse en esta nueva ola de alimentos saludables, comprar jugo de naranja ya no parece una opción igual de atractiva que otro tipo de bebidas. Esta caída en el consumo se ha visto prácticamente en todo el mundo de manera similar.

De aquí en adelante lo queda ver cuál será la reacción de los productores brasileños ante este veloz desplome de su imperio, ya sea idear campañas para aumentar el consumo de naranjas y sus derivados nuevamente, o disminuir su mercado a niveles insignificantes en comparación con años anteriores.