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¿Puede un servicio convertirse en una plaga gracias a inversiones desmesuradas?

 

Recientemente, un grupo de empresas chinas del mercado de las bicicletas compartidas realizaron una serie de inversiones desmesuradas que generaron caos en el país asiático


 

En muchos países es común escuchar que alguna idea de negocios, o mercados específicos, no se desarrolla porque no existen inversionistas interesados en el área. Es un problema que vivimos incluso en Venezuela. ¿Pero, es posible que pueda ocurrir todo lo contrario? Parece que sí.

Eso lo decimos debido a que recientemente China comenzó a presentar un problema de esta naturaleza, donde un tipo de servicios, prestado por diferentes empresas, se ganó el interés de muchos inversionistas, y su desarrollo superó las expectativas de todo el país, tanto que se volvió algo negativo.

Hablamos del alquiler de bicicletas, un servicio que ha comenzado a popularizarse en todo el mundo ya que representa una alternativa que funciona para proteger el medio ambiente, incentivar la actividad física, y disminuir el tráfico que se genera en las principales ciudades del mundo.

Un país que veía este mercado con grandes expectativas era China, no solo porque se trate de una de las naciones con mayores índices de contaminación en el planeta, sino que la gran cantidad de habitantes, que se acostumbran cada vez más a una cultura consumista, hacía que fuera ideal desarrollar de este tipo de negocios.

La idea generó revuelo, y decenas de empresas comenzaron a pedir financiamiento para crear su propio servicio de bicicletas compartidas en las principales ciudades del país. El interés compartido por inversionistas se demostró en que se gastaron casi 1.5 millardos de dólares para financiar el desarrollo de compañías como Ofo, Didi Chuxing, Bluegogo, y Tencent Led.

Apenas obtuvieron los fondos, estas empresas se pusieron “manos a la obra” y comenzaron a crear sus distintos servicios, incentivando la fabricación de bicicletas, puestos, sistemas de pago y vías especiales para ciclistas. Al principio todo iba de acuerdo al plan, pero al poco tiempo de comenzar a operar nacieron los problemas.

El principal fue el exceso de bicicletas circulando las vías, ya que obstruían vías de peatones y de vehículos, espacios de estacionamientos y calles enteras, entorpeciendo por completo el paso por la ciudad. Esto a su vez llevó a una ola de crimen sin precedentes, donde no solo se estaba robando a los ciclistas mientras recorrían la ciudad, sino a los equipos estacionados, ya que no había suficiente personal de seguridad para cuidar tantas bicicletas.

Así fue que las autoridades del país decidieron detener por completo el desarrollo de nuevos servicios de este tipo en 12 ciudades del país, incluyendo Beijing, Shanghai y Guangzhou. Esto no significa que el dinero se haya perdido por completo, pero sí que todas estas empresas, al igual que el gobierno, tendrán que realizar inversiones millonarias para revertir la situación.

De este modo, el país asiático y sus empresarios han demostrado que para desarrollar un mercado no solo se necesita inversión en bruto, sino el desarrollo de una estrategia concreta entre el gobierno local y las empresas que deseen capitalizarlo.

Un mercado descontrolado y desorganizado no solo se traduce en pérdidas masivas, sino en un fuerte daño a la imagen del servicio, de las empresas involucradas, y del país en general.

 

Modificado por última vez enViernes, 10 Noviembre 2017 15:15

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