El latino de las gafas “eternas” sin cristales cuenta cómo lo hizo

Carlos Mastrangelo es un profesor argentino que siempre tuvo una visión perfecta. Pero al llegar a los 50 años todo comenzó a cambiar. En entrevista con la cadena BBC confesó: “necesito lentes para leer y me los tengo que poner y sacar cientos de veces al día para ver objetos de cerca y de lejos. Y lo detesto". 

Desesperado, probó usar los tradicionales anteojos bifocales y multifocales, características por llevar un llamativo recuadro en el cristal con una graduación diferente según la distancia. Pero el resultado no lo dejó satisfecho.

Mastrangelo, quien trabaja como profesor de ingeniería electrónica y computacional en la Universidad de Utah, EE.UU.- le preguntó a su optometrista si había otra solución. "Me dijo que no, que tengo que usar lentes. Uno puede ajustar la vista con cirugía refractiva láser, pero no puede corregir los problemas de acomodación" confiesa.

El latino explica que "cuando la gente envejece, pierde la habilidad de ajustar el cristalino (la estructura transparente que actúa a modo de lente en el ojo) por varias razones. Generalmente, éste se hace más rígido o los músculos más débiles, o ambas cosas a la vez".

Es así como entonces el argentino decidió resolver el problema por su cuenta. "Vivimos en el siglo XXI, pero parece que los médicos se quedaron en el pasado. La necesidad es la madre de la invención", precisa.

Hace un par de años, Mastrangelo comenzó a trabajar en un proyecto compuesto por unos 10 ingenieros para desarrollar unas "gafas inteligentes" y a la fecha el avance ha sido eficaz.

Lentes líquidos con Bluetooth

Estas gafas cuentan con "un microcontrolador que continuamente ajusta el poder de los anteojos para ver claramente objetos a cualquier distancia", dice el inventor.

Para saber la clase de defecto visual que tiene la persona, las gafas requieren el uso de una aplicación móvil o tableta vía Bluetooth. "Pueden corregir cualquier problema relacionado con el enfoque. Están diseñados para corregir defectos asociados con la acomodación del cristalino y problemas de visión fuera del foco (visión borrosa)".

Nada de cristales

"Los lentes variables que usamos son lentes líquidos; unas membranas elásticas hechas de goma de silicona transparente (glicerina) y muy fina, que es muy flexible y cambian la curvatura para modificar el aumento. El compartimento está lleno de un líquido transparente", expone Mastrangelo.

Junto a su equipo, está trabajando ahora en reducir el volumen y peso de las gafas. Aunque el mayor problema es el de la batería, explica, pues una batería más liviana significa que no podrá durar mucho. "Si todo funciona bien, tendremos un producto en el mercado en unos dos o tres años", afirma optimista.