La exportación de servicios podría ser una forma de diversificar la economía

Desde hace varios años que la producción y exportación de petróleo ha comenzado a dejar de ser el alivio económico que fue hace décadas, inicialmente por una caída sin precedentes en los precios del crudo a nivel internacional, y actualmente debido a una producción por parte de PDVSA que estaría mostrando su peor rendimiento histórico.

Es por eso que la diversificación de las fuentes de ingresos de la nación ha comenzado a volverse una de las principales tareas de todos los que hacen vida en la economía nacional, no solo a nivel estatal como un método para incrementar las riquezas de la nación, sino también como un método para que los empresarios puedan generar ingresos en divisas.

La exportación de servicios

Sin embargo, un proceso de diversificación de las exportaciones no es sencillo de llevar a cabo si la producción en el país se ve afectada por la escasez de insumos y maquinarias (como ocurre en Venezuela actualmente), es por eso que al mirar a nuestros países vecinos podemos encontrar una solución más accesible: la exportación de servicios.

Recientemente, la Organización Mundial del Comercio (OMC) le recomendó a la dirigencia de Colombia, una de las economías más prosperas y prometedoras de la región, que es momento de comenzar a enfocarse en la exportación de servicios, ya que es un requisito necesario para lograr que el desarrollo a nivel financiero siga avanzando.

Exportación de servicios desde Venezuela

Aunque muchos no lo sepan, la realidad es que actualmente, para Venezuela, la exportación de servicios es una de las opciones más viables para lograr una estabilización económica real, y que ya está siendo utilizada por muchos profesionales y empresas para mejorar sus propias finanzas de cara a la crisis que atraviesa el país.

Sin embargo, similar a lo que ocurre con la exportación de productos, a pesar de que el gobierno nacional insista en que cada vez más actores de la economía deben enfocarse en esta tarea, no se ha materializado un verdadero esfuerzo por realizar los cambios legislativos que agilicen y optimicen estos procesos. Un ejemplo de esto es la ya mencionada carencia de un código arancelario para la exportación de software.

Esto hace que actualmente el trabajo realizado desde Venezuela tenga un valor mucho menor al que se manejaría en mercados internacionales lo que, si bien es cierto puede parecer una ventaja competitiva, también se traduce en horas de trabajo extremadamente mal pagadas, con profesionales cobrando hasta un cuarto del sueldo que deberían estar recibiendo.

Esto quiere decir que, por el momento, la exportación de servicios que se da desde Venezuela está más enfocada en la mejora de la economía personal, lo que puede demostrar por qué hasta ahora no se hacen visibles los beneficios de estas prácticas. Sin embargo, con el desarrollo de políticas que incentiven y faciliten la exportación de servicios, esta situación podría cambiar.

Es por eso que de cara a los próximos meses, los venezolanos deben enfocarse en ir más allá de las exportaciones tradicionales de productos físicos, para comenzar a comercializar de manera profesional los servicios que puedan proveer, ya sea de la mano de empresas o a través de contactos individuales.