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Cómo capitalizar el mercado de los artistas independientes en Venezuela

 

Desde poblaciones indígenas, hasta sociedades marginadas, las ganancias de los artistas independientes no han logrado escalar tanto como se esperaría en un mundo interconectado


 

En el mundo hay millones de artistas que no trabajan de la mano de grandes productoras y distribuidoras de sus productos. Se trata, en muchos casos, de personas que producen distintas formas de arte para complementar sus ingresos, al mismo tiempo que popularizan sus costumbres.

Estos no solo existen en las principales ciudades del país, sino que están distribuidos a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. Desde tribus indígenas que buscan dar a conocer su cultura, hasta personas de pequeñas regiones que tienen el deseo de mostrar su arte y hacer vida con esta.

Sin embargo, ni en Venezuela ni en el resto del mundo es fácil para estas poblaciones mantener ingresos fijos con la venta de su arte. Esto no solo se debe a su poca exposición a públicos masivos, sino a su capacidad de realizar envíos de productos, y de venderlos por plataformas más actualizadas.

Todo parece indicar que estos artistas y productores de moda independientes son cada vez más interesantes para los consumidores, sin embargo, estos no tienen forma de contactarse entre sí. De esta forma las personas continúan viéndose obligadas a comprarle a grandes marcas, mientras que varios grupos apenas pueden sobrevivir de su arte.

¿Qué significa esto?

Surge entonces una idea bastante interesante: crear una plataforma que conecte a diseñadores o artistas independientes con el público masivo. No tiene que ser necesariamente una empresa que medie la compra/venta de estos productos, sino que vaya incluso más allá, facilitando otro tipo de servicios.

Esto se complementa con un interés que está creciendo en los consumidores: saber de dónde vienen sus productos. Ya en 2013, el New York Times revelaba que la presión de las personas estaba haciendo que las grandes marcas revelaran dónde confeccionaban sus prendas, haciendo que estas comunidades productoras se volvieran de mayor interés para el público general.

Pueden ser proyectos enfocados en trabajar en conjunto con las poblaciones indígenas o artistas independientes, para lograr masificar su producción, al mismo tiempo que los ayudan a mantener sus sellos únicos en cada prenda. Es una idea tan interesante, que poco a poco ha comenzado a verse en nuestra región.

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Es una meta atractiva y alcanzable, como lo ha demostrado la empresa mexicana Someone Somewhere, que buscó la forma de trabajar con cerca de 150 artesanos en Puebla, Oaxaca y Chiapas, para producir prendas de vestir inspiradas en las culturas indígenas del país.

A través de sus propios métodos de producción y distribución, este emprendimiento logró llevar la cultura indígena al público Millennial, sin la necesidad de dejar abandonados a estos pueblos. Así, la empresa no solo provee un producto único en calidad y estilo, sino que ayuda a los indígenas a promover su cultura y a generar ingresos estables.

Se trata de una idea no muy alejada de lo que ya vivimos en Venezuela, donde el emprendimiento Wayuu Love, marca co-creada por Mili Meinhard (y previamente reseñada), se ha encargado de ayudar a los artesanos a llevar sus productos a públicos más grandes a través del comercio electrónico, ya sea dentro de Venezuela o a nivel internacional.

Vemos entonces que una idea de esta naturaleza es muy atractiva, no solo por la ayuda que se le brinda a las comunidades más alejadas de las grandes ciudades, sino porque se comercializan productos de alto interés en la sociedad actual. Iniciativas de esta naturaleza pueden ser muy interesantes en los próximos años.

 

Modificado por última vez enJueves, 28 Septiembre 2017 19:36

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